Investigar la relación entre el estrés y los síntomas digestivos
El estrés es una parte normal de la vida, pero cuando se vuelve crónico puede pasar factura a nuestra salud física y mental. Una de las áreas que suele verse afectada por el estrés es el aparato digestivo. De hecho, el estrés y los síntomas digestivos tienen una relación compleja y bidireccional. El estrés puede afectar a la digestión de varias maneras. Cuando una persona está estresada, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que pueden provocar cambios en el funcionamiento del intestino.
Las investigaciones han demostrado que el estrés puede provocar síntomas digestivos, como dolor abdominal, hinchazón, estreñimiento y diarrea. El estrés también puede empeorar afecciones digestivas ya existentes, como el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Esto se debe a que el estrés hace que nuestro cerebro active el sistema nervioso simpático. Este sistema es la respuesta de "lucha o huida" de nuestro organismo, que lo prepara para protegerse de un peligro inminente conservando las funciones que no son inmediatamente necesarias para la supervivencia. Esto incluye la digestión. El vaciado del estómago se retrasa, lo que puede provocar dolor de estómago, indigestión, acidez y náuseas.
El intestino y el cerebro están conectados por el eje intestino-cerebro, un complejo sistema de comunicación que envía señales entre el intestino y el cerebro. El estrés puede alterar el eje intestino-cerebro, lo que puede provocar cambios en el microbioma intestinal y contribuir aún más a los síntomas digestivos.
Por otra parte, los síntomas digestivos también pueden exacerbar el estrés. Por ejemplo, si tienes diarrea o dolor abdominal, es más probable que te sientas ansioso o deprimido. Esto puede crear un círculo vicioso en el que el estrés conduce a síntomas digestivos, que a su vez conducen a más estrés.
Además, el estrés puede alterar el equilibrio de los microorganismos del intestino, lo que se conoce como microbioma intestinal. Esto puede dar lugar a una enfermedad conocida como intestino permeable, en la que el revestimiento intestinal se vuelve más permeable, permitiendo el paso de sustancias nocivas, lo que puede provocar inflamación y un mayor riesgo de infección.
El estrés también puede afectar al apetito: puede llevar a comer en exceso o a no comer.
Es importante señalar que no todo el mundo experimentará problemas digestivos cuando esté estresado, pero algunas personas pueden ser más susceptibles a ello. Controlar el estrés mediante técnicas como la meditación, el yoga y el ejercicio puede ayudar a mejorar la digestión, así como consultar con un profesional sanitario si se experimenta algún síntoma.
Entonces, ¿qué se puede hacer para romper este ciclo? Un enfoque es centrarse en las técnicas de gestión del estrés, como el ejercicio, las técnicas de relajación y la terapia. Además, incorporar probióticos y otros suplementos de apoyo intestinal a la dieta puede ayudar a mejorar el microbioma intestinal y reducir la inflamación intestinal. Los estudios también han demostrado que la ashwagandha, una hierba adaptógena, puede ayudar al organismo a afrontar mejor el estrés y mejorar el bienestar general.
Es importante señalar que la experiencia de cada persona con el estrés y los síntomas digestivos es única e individualizada. Si experimentas síntomas digestivos persistentes, es importante que consultes con un profesional sanitario para desarrollar un plan de tratamiento personalizado.
Sophie Cochez
Sophie tiene un máster en biología médica, con especial atención a la microbiología y las biotecnologías. Apasionada de las ciencias de la salud, tuvo su primera experiencia profesional en un centro de investigación clínica, una unidad del CNRS (Centre national de la recherche scientifique) para desarrollar su tesis de máster sobre "El uso de arrays de anticuerpos para analizar proteomas humanos del cáncer - y su perspectiva de aplicación para el diagnóstico del cáncer de mama". CNRS FRE 2230
Referencias
"El estrés y el eje intestino-cerebro: regulación por la microbiota intestinal" por Lyte, M., Current Opinion in Microbiology, vol. 37, pp. 1-7, 2017.
"El eje intestino-cerebro en el síndrome del intestino irritable", por Dunlop, S. P., et al, Neurogastroenterology & Motility, vol. 26, pp. 1615-1625, 2014.
"Ashwagandha (Withania somnifera) in the treatment of functional somatic syndromes and stress-related disorders" de Gupta, A., et al, Journal of Ayurveda and Integrative Medicine, vol. 8, pp. 12-19, 2017.